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martes, 15 de diciembre de 2020

Relatos de Quetame

 Por:  Josvel Velcán

Por allá en 1830 y algunos años después, transcurrían los primeros años de vida de un pueblo enclavado en la Cordillera Oriental; Quetame  y por sus empinadas montañas trasegaban sus habitantes caminando por trochas y difíciles caminos para buscar su subsistencia, tal vez entre algunas casuchas con techos de paja, paredes de bahareque y los pisos en tierra.


La cercanía al Camino Real que de Bogotá conducía a Villavicencio, permitía a los pobladores de la zona viajar a pié o a caballo hasta la capital Bogotá. Este camino también era utilizado por los que viajaban hacia los Llanos de San Martín, era entonces un camino escabroso en gran parte acompañado por las aguas y el recorrido del Río Negro que subía a la Huesada para luego bajar hacia Tengavita, Naranjal, La Marcelita, Monterredondo, San Miguel, Pipiripal, Servitá y Buenavista, tal como aparece descrito por quienes en esos tiempos viajaban desde la Capital hacia los LLanos. Los relatos describen que cuando los viajeros llegaban al Alto de Buenavista observaban sorprendidos el fabuloso espectáculo de una Llanura sin límites y luego descendían hasta el Río Guatiquía en cuyas orillas al igual que en el Caño de Gramalote  se asentaron en sus cercanías los primeros pobladores, lugar que después se convirtió en Villavicencio.

Partiendo de Quetame y Fosca, los antiguos viajeros caminaron innumerables ocasiones las agrestes montañas y senderos que en tiempos más antiguos fueron recorridos por los Muiscas.