PARTE I
Mapa 1776 Provincia del Socorro Archivos virtuales Blaa |
Las causas que originaron la sublevación del Socorro, venían acumuladas por largos siglos de inconformidad, ante la inequidad que el desorganizado sistema propiciaba como los abusos y excesos de funcionarios en la aplicación de las normas y, sumado, el de poderosos terratenientes.
En este panorama el recien nombrado Fiscal Moreno y Escandón, introdujo ajustes a la educación, entonces en manos de las comunidades religiosas y la expropiación de resguardos aduciendo "pocos indios y mucha tierra" que le trajo tanto al Fiscal como a los demás estamentos del gobierno un sinnúmero de conflictos con las comunidades religiosas y, además, fortaleció la inconformidad del común, al extenderse a los indígenas expropiados. Así que la represión, el trabajo sin retribución, o sin una retribución justa, la ausencia de garantías y de la aplicación de justicia ante sus reclamos, la constante humillación y muchos sinsabores fueron entre otros los factores que fecundaron poco a poco el sentimiento de inconformidad hasta estallar a través de Manuela Beltrán el 16 de marzo de 1781 ante el edicto de nuevos impuestos y, finalmente, en La insurrección de los Comuneros.
ANTECEDENTES
En las últimas décadas, La situación se había tornado insostenible para la vida de las familias de trabajadores, que más allá de la precariedad se encontraban en la miseria, según reconocimiento que en aquellos días hace el propio Arzobispo Caballero y Góngora, en su análisis y en el informe que envía al rey sobre los hechos.
En este contexto, el nuevo edicto del gobierno promulgando aumento de tributos, se convierte en la gota que colma el vaso y la gente sin pensar en consecuencias se lanzó masivamente a la protesta; Veamos :
La zona de Santander venía incentivando las plantaciones de caña, tabaco, cacao y algodón, con el propósito de abastecer la creciente demanda y el resultado incidía notablemente en su flujo comercial; por otra parte, En esta misma provincia del Socorro, se gestaban los primeros pasos hacia el desarrollo de una industria textil, entonces incipiente, que se encargaba de fabricar las prendas para la gente del común, producción que encontraba acogida y demanda en las otras provincias.
Ahora dentro del sistema colonial, lograr avance exitoso en las actividades comerciales, era un camino tortuoso y prácticamente imposible, pues las disposiciones implementadas tenían el propósito de limitar la expansión y el desarrollo de industrias locales, que sólo podían crearse mientras no compitieran con los productos que llegaban de España. En cuanto al comercio, estaban prohibidas entre las colonias las relaciones comerciales, así que los productores locales solo podían comerciar sus productos con las demás provincias del reino.
El objetivo del sistema era captar todo el circulante, y la élite, que era quien movía el escaso circulante, para guardar las normas y las apariencias sociales de su rango, sin tener en cuenta el costo, se veía obligada a adquirir los productos traídos desde España.
Sin embargo, La monarquía al observar la demanda europea sobre el cacao, el tabaco y el algodón, que no producía España y tampoco algunas de sus colonias que si los consumían, optó por suspender las prohibiciones sobre dichos productos y autorizo su comercialización dentro de las mismas colonias; esta medida benefició el comercio en la Nueva Granada y en consecuencia en estas últimas décadas del siglo XVIII, los productores se encontraban exportando las cosechas de sus plantaciones.
En pleno apogeo de las exportaciones del Nuevo Reino de Granada, surgió un competidor; la recién independizada (1776) República de los Estados Unidos, inició por este tiempo sus exportaciones hacia el viejo mundo comerciando especialmente el tabaco de Virginia. Las exportaciones de Estados Unidos ocasionan la irremediable caída en la demanda del tabaco granadino, puesto que el tabaco en nuestras tierras se procesaba de forma más artesanal y rudimentaria que el del país del norte americano.
ANTECEDENTES
En las últimas décadas, La situación se había tornado insostenible para la vida de las familias de trabajadores, que más allá de la precariedad se encontraban en la miseria, según reconocimiento que en aquellos días hace el propio Arzobispo Caballero y Góngora, en su análisis y en el informe que envía al rey sobre los hechos.
En este contexto, el nuevo edicto del gobierno promulgando aumento de tributos, se convierte en la gota que colma el vaso y la gente sin pensar en consecuencias se lanzó masivamente a la protesta; Veamos :
La zona de Santander venía incentivando las plantaciones de caña, tabaco, cacao y algodón, con el propósito de abastecer la creciente demanda y el resultado incidía notablemente en su flujo comercial; por otra parte, En esta misma provincia del Socorro, se gestaban los primeros pasos hacia el desarrollo de una industria textil, entonces incipiente, que se encargaba de fabricar las prendas para la gente del común, producción que encontraba acogida y demanda en las otras provincias.
Ahora dentro del sistema colonial, lograr avance exitoso en las actividades comerciales, era un camino tortuoso y prácticamente imposible, pues las disposiciones implementadas tenían el propósito de limitar la expansión y el desarrollo de industrias locales, que sólo podían crearse mientras no compitieran con los productos que llegaban de España. En cuanto al comercio, estaban prohibidas entre las colonias las relaciones comerciales, así que los productores locales solo podían comerciar sus productos con las demás provincias del reino.
El objetivo del sistema era captar todo el circulante, y la élite, que era quien movía el escaso circulante, para guardar las normas y las apariencias sociales de su rango, sin tener en cuenta el costo, se veía obligada a adquirir los productos traídos desde España.
Sin embargo, La monarquía al observar la demanda europea sobre el cacao, el tabaco y el algodón, que no producía España y tampoco algunas de sus colonias que si los consumían, optó por suspender las prohibiciones sobre dichos productos y autorizo su comercialización dentro de las mismas colonias; esta medida benefició el comercio en la Nueva Granada y en consecuencia en estas últimas décadas del siglo XVIII, los productores se encontraban exportando las cosechas de sus plantaciones.
Archivos internet. |
Las disposiciones afectan ostensiblemente la frágil economía granadina; observemos por ejemplo el sector de Los terratenientes que ante la suspensión de las exportaciones enfrentaba significativas pérdidas de producto y registraba además disminución de ingresos, y no obstante, ahora tendrían que cubrir el pago de mayores impuestos. Las circunstancias también afectan a los pequeños productores y a los trabajadores, así que la población en general, al comprender las implicaciones que traería el aumento de tributos, protesta airadamente en contra de los decretos y en varias poblaciones estallan los motines.
La comisión para llevar a cabo el aumento de impuestos en la Nueva Granada, fue asignada al visitador Gutiérrez de Piñeres, que en 1780 procedió a realizar un meticuloso estudio sobre los tributos que hasta ese momento cobraba el fisco y a revisar con detalle los bienes que se encontraban exentos.
Al finalizar su estudio, Gutiérrez de Piñeres elaboro un juicioso listado de los productos que quedaban gravados con el nuevo impuesto, al que denominó "impuesto para la Armada de Barlovento", que entre otros aspectos contenía: gravamen para una amplia variedad de productos que antes no pagaban impuesto e incremento de los porcentajes para aquellos que consideró pagaban tasas muy bajas, llegando al extremo de doblar el valor del tributo a muchos de ellos.
Manuela Beltrán Heroína Comunera Tomado archivos Universidad del Magdalena |
Tampoco escaparon los artistas, artesanos y similares pues ahora pagarían impuesto por su oficio, los que no tenían vivienda fija "pagarían tributo para hacer cualquier trato de un sitio".
Toda transacción de cambio, venta o arriendo de finca raíz, así como todo contrato de administración; además, impuso a cada individuo la obligación de llevar registro comprobado de cada cosa que producía, compraba y vendía.
Gutiérrez de Piñerez, con el objeto de controlar rigurosamente el cumplimiento de tales disposiciones, nombró funcionarios inspectores con facultades para que sin previo aviso verificaran los registros; esta medida provocó que dichos funcionarios cometieran excesos en contra de la población y de los comerciantes.
Gutiérrez de Piñerez, con el objeto de controlar rigurosamente el cumplimiento de tales disposiciones, nombró funcionarios inspectores con facultades para que sin previo aviso verificaran los registros; esta medida provocó que dichos funcionarios cometieran excesos en contra de la población y de los comerciantes.
Por ejemplo, al tabaco y al aguardiente se les duplico el precio de venta al público y se redujeron las medidas de peso y cantidad a la mitad. (es de tener en cuenta que estos productos sólo se podían adquirir en el estanco)
En cuando a los establecimientos de comercio, sin excepción, quedaron obligados a llevar un estricto registro de sus transacciones. El resultado del Decreto de impuestos apoyado en medidas represivas, generalizó el malestar entre la población y esta circunstancia motivo el acercamiento de los sectores sociales granadinos.
Casa de juan Francisco Berbeo |
Por esta misma época, finalizando 1780, llegó la noticia de la insurrección en el Perú del Inca Tupac Amaru, quien había reclamado sus derechos y se había declarado "Rey de la América; y al rey de España le había llamado usurpador de sus dominios".
El caldeado ánimo de los granadinos se exaltó aún más ante la sublevación del Inca, y sin más preámbulos estalló en las zonas tabacaleras, registrándose los primeros motines en los pueblos de Mogotes y Charalá, que se replicaron luego en otras poblaciones y hasta en lugares distantes, por ejemplo en los Llanos, donde las fuertes protestas obligaron al gobernador a renunciar.
El levantamiento comunero fue la máxima expresión de nuestros predecesores para manifestar su repudio y desaprobación al sistema que los gobernaba; un sistema que sin cuantificar los largos siglos de usufructo y beneficios obtenidos, tanto de las incalculables riquezas del suelo americano como de la fuerza trabajadora de sus gentes, persistía en su despótico sistema que asfixiaba la vida y estancaba el horizonte de cada individuo del Nuevo Reino.
El caldeado ánimo de los granadinos se exaltó aún más ante la sublevación del Inca, y sin más preámbulos estalló en las zonas tabacaleras, registrándose los primeros motines en los pueblos de Mogotes y Charalá, que se replicaron luego en otras poblaciones y hasta en lugares distantes, por ejemplo en los Llanos, donde las fuertes protestas obligaron al gobernador a renunciar.
El levantamiento comunero fue la máxima expresión de nuestros predecesores para manifestar su repudio y desaprobación al sistema que los gobernaba; un sistema que sin cuantificar los largos siglos de usufructo y beneficios obtenidos, tanto de las incalculables riquezas del suelo americano como de la fuerza trabajadora de sus gentes, persistía en su despótico sistema que asfixiaba la vida y estancaba el horizonte de cada individuo del Nuevo Reino.
El día 16 de marzo de 1781, día de mercado en la población del Socorro, Fue fijado en la puerta del Estanco el decreto con los nuevos impuestos; la gente, al enterarse que el edicto comunicaba el aumento de impuestos reaccionó en contra de las disposiciones, se suscitó una protesta que se fue acrecentando y una valerosa mujer de nombre Manuela Beltrán, ante las airadas voces de la multitud que repetía incansable "Viva el Rey y muera el mal gobierno", resolvió con insospechada audacia ¡arrancar el edicto! que imponía más tributos y causaba desolación en su gente.
La multitud ante la firme reacción de Manuela se amotinó y sin que ninguna autoridad pretendiese detenerla, se dirigió al estanco de aguardiente, oficina emblemática de los impuestos, y allí expresaron su inconformidad volteando los recipientes, con el propósito de esparcir todo el licor allí depositado.
Al día siguiente, marzo 17, la población de Simacota se unió a la protesta y Lorenzo Alcantuz, líder comunero, pisoteó el estandarte y arrancó el emblema de las armas reales.
Días después, circularon clandestinamente entre los habitantes del Socorro y municipios aledaños, papeles escritos con versos anónimos enviados desde Santa Fe, que se leían en público y que promulgaban:
"Viva el Socorro... y viva el reino entero…/ si socorro al Socorro le prestare… "; - "La naranja, ¡siempre amarga si se exprime demasiado!/ y el borrico recargado, siempre se echa con la carga!" - " .
(De la autoría de estos versos fue acusado don Jorge Miguel Lozano y Peralta - primer marquéz de San Jorge, y aunque no lo pudieron probar, el tribunal le instauró un juicio, fue desterrado de Santafe y confinado en un convento de Cartagena a pasar el resto de sus días. Murió en la celda del convento en 1793. El Marqués era el padre del prócer y mártir don Jorge Tadeo Lozano).
"Viva el Socorro... y viva el reino entero…/ si socorro al Socorro le prestare… "; - "La naranja, ¡siempre amarga si se exprime demasiado!/ y el borrico recargado, siempre se echa con la carga!" - " .
(De la autoría de estos versos fue acusado don Jorge Miguel Lozano y Peralta - primer marquéz de San Jorge, y aunque no lo pudieron probar, el tribunal le instauró un juicio, fue desterrado de Santafe y confinado en un convento de Cartagena a pasar el resto de sus días. Murió en la celda del convento en 1793. El Marqués era el padre del prócer y mártir don Jorge Tadeo Lozano).
En los días siguientes, los manifestantes recibieron la arriesgada colaboración del administrador de correos (dice Ibáñez, que este era yerno del Marques) y del párroco, quienes procuraban mantener los ánimos de la población, transmitiendo las novedades sobre los últimos sucesos de Tupac Amaru, que secretamente recibían desde la capital,
Juan Francisco Berbeo Comandante Comunero Archivos virtuales Blaa. |
La mayoría de poblaciones cercanas se unieron a la protesta; San Gil, Charalá y Mogotes entre otras; y los insurrectos determinaron reunirse en la población del Socorro el día 18, con el propósito de conformar un comando central.
Reunidos los líderes de las poblaciones, aprobaron el nombramiento de un comandante y fue elegido Juan Francisco Berbeo, que en días anteriores, con gran habilidad, había conquistado el respeto de los sublevados, al dirigirse a estos con autoridad y razonamientos.
Berbeo era un diestro y hábil capitán que poco tiempo atrás había prestado sus servicios al gobierno, en las campañas " de pacificación" que aún enviaban contra los "indómitos Carares y Yariguies" de la provincia de los Llanos.
Reunidos los líderes de las poblaciones, aprobaron el nombramiento de un comandante y fue elegido Juan Francisco Berbeo, que en días anteriores, con gran habilidad, había conquistado el respeto de los sublevados, al dirigirse a estos con autoridad y razonamientos.
Berbeo era un diestro y hábil capitán que poco tiempo atrás había prestado sus servicios al gobierno, en las campañas " de pacificación" que aún enviaban contra los "indómitos Carares y Yariguies" de la provincia de los Llanos.
Juan Francisco Berbeo para aceptar el mando de la Insurrección Comunera, exigió a los comuneros el nombramiento de una junta asesora en la que debía figurar su amigo Salvador Plata. ( Es probable, dicen los investigadores, que esta condición de Berbeo haya tenido como finalidad, proteger de la agitada multitud los bienes patrimoniales de Plata, ya que en días anteriores los amotinados habían intentado atacar la residencia de este, pues se le consideraba representante del gobierno).
Berbeo consiguió su propósito y los comuneros aceptaron el nombramiento de la Junta Asesora, que quedó integrada por Salvador Plata, Francisco Rosillo y Antonio Monsalve. Nombrada la Junta, Berbeo aceptó el cargo de capitán del Movimiento Comunero.
(En el juicio en contra de Berbeo en 1782, Fernando Pabón, diputado del cabildo de Tunja declaró: [...]este sujeto, que montaba un soberbio y peligroso caballo, obsequio de los capitanes de Sogamoso, al que gobernaba como diestro jinete, se dijo ser el Comandante General de los Comunes, don Juan Francisco Berbeo, a quien todos reverenciaban y obedecían [...] cit. Pablo E. Cardenas Acosta en Los Comuneros, Pág.90)
Berbeo consiguió su propósito y los comuneros aceptaron el nombramiento de la Junta Asesora, que quedó integrada por Salvador Plata, Francisco Rosillo y Antonio Monsalve. Nombrada la Junta, Berbeo aceptó el cargo de capitán del Movimiento Comunero.
(En el juicio en contra de Berbeo en 1782, Fernando Pabón, diputado del cabildo de Tunja declaró: [...]este sujeto, que montaba un soberbio y peligroso caballo, obsequio de los capitanes de Sogamoso, al que gobernaba como diestro jinete, se dijo ser el Comandante General de los Comunes, don Juan Francisco Berbeo, a quien todos reverenciaban y obedecían [...] cit. Pablo E. Cardenas Acosta en Los Comuneros, Pág.90)
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